¿Conocemos nuestra lengua?
Cada día que pasa me voy dando cuenta del escaso vocabulario de muchas personas, tengan la edad que tengan. Mucha gente se "ve obligada" a utilizar un extranjerismo, normalmente un anglicismo, bien porque no conoce esa palabra en castellano o bien porque quiere quedar más "cool" o más intelectual. Es gracioso que el castellano, por ejemplo, uno de los idiomas del mundo más grandes y completos, esté perdiendo palabras castellanas sustituyéndolas por palabras inglesas, una de las lenguas más pobres del mundo. Pero claro para los "moderns" es mejor ir a hacer "footing" que ir a correr. Y estos no almuerzan no, toman un "lunch". Está muy bien conocer otras lenguas (me considero el primero en estudiar idiomas) pero ¿no es preferible conocer bien tu propia lengua?
Aquí os dejo un artículo de Julio Llamazares sobre los anglicismos, que aunque sea un poco viejo, lo considero muy interesante:
MODERNOS Y ELEGANTES
Desde que las insignias se llaman «pins»; los homosexuales, «gays»; las comidas frías, «lunchs», y los repartos de cine, «castings», este país no es el mismo. Ahora es mucho más moderno.
Durante muchos años, los españoles estuvimos hablando en prosa sin enterarnos. Y, lo que es todavía peor, sin darnos cuenta siquiera de lo atrasados que estábamos. Los niños leían tebeos en vez de comics, los jóvenes hacían fiestas en vez de parties. los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, las secretarias usaban medias en vez de panties, y los obreros, tan ordinarios, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del cateríng. Yo mismo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero como no lo sabía -ni usaba, por supuesto, las mallas adecuadas-, no me sirvió de nada. En mi ignorancia, creía que hacía gimnasia.
Afortunadamente, todo esto ya ha cambiado. Hoy, España es un país rico a punto de entrar en Maastricht, y a los españoles se nos nota el cambio simplemente cuando hablamos, lo cual es muy importante. El lenguaje, ya se sabe, es como la prueba del algodón: no engaña. No es lo mismo decir bacon que tocino -aunque tenga igual de grasa-, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap. Las cosas, en otro idioma, mejoran mucho y tienen mayor prestancia. Sobre todo en inglés, que es el idioma que manda.
Desde que Nueva York es la capital del mundo, nadie es realmente moderno mientras no diga en inglés un mínimo de cien palabras. Desde ese punto de vista. los españoles estamos ya completamente modernizados. Es más, creo que hoy en el mundo no hay nadie que nos iguale. Porque, mientras en otros países toman sólo del inglés las palabras que no tienen -bien porque sus idiomas son pobres, cosa que no es nuestro caso, o bien, porque pertenecen a lenguajes de reciente creación, como el de la economía o el de la informática-, nosotros, más generosos, hemos ido más allá y hemos adoptado incluso las que no nos hacían falta. Lo cual demuestra nuestra apertura y nuestra capacidad para superarnos.
Así, ahora, por ejemplo, ya no decimos bizcocho,. sino plum-cake, que queda mucho más fino, ni tenemos sentimientos, sino feelings, que es mucho más elegante. Y de la misma manera, sacamos tickets, compramos compacts, usamos kleenex, comemos sandwichs, vamos al pub, quedamos groggies, hacemos rappel y, los domingos, cuando salimos al campo -que algunos, los más modernos, llaman country-, en lugar de acampar como hasta ahora, vivaqueamos o hacemos camping. Y todo ello, ya digo, con la mayor naturalidad y sin darnos apenas importancia.
Obviamente, esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han cambiado nuestro aspecto, que ahora es mucho más moderno y elegante. Por ejemplo, los españoles ya no usamos calzoncillos, sino slips, lo que nos permite marcar paquete con más soltura que a nuestros padres; ya no nos ponemos ropa, sino marcas; ya no tomamos café, sino coffee, que es infinitamente mejor, sobre todo si va mojado, en lugar de con galletas, que es una vulgaridad, con cereales tostados. Y cuando nos afeitamos, nos ponemos,after-shave, que aunque parezca lo mismo, deja más fresca la cara.
En el plano colectivo ocurre exactamente lo mismo que pasa a nivel privado: todo ha evolucionado. En España, por ejemplo, hoy la gente ya no corre: hace jogging o footing (depende mucho del chándal y de la impedimenta que se le añada); ya no anda, ahora hace senderismo; ya no estudia: hace masters; ya no aparca: deja el coche en el parking, que es muchísimo más práctico. Hasta los suicidas, cuando se tiran de un puente, ya no se tiran, hacen puenting. que es más in, aunque, si falla la cuerda, se matan igual que antes.
Entre los profesionales, la cosa ya es exagerada. No es que seamos modernos; es que estamos ya a años luz de los mismísimos americanos. En la oficina, por ejemplo, el jefe ya no es el jefe; es el boss, y está siempre reunido con la public-ralations, y el asesor de imagen o va a hacer business a Holland junto con su secretaria. En su maletín de mano, al revés que los de antes, que lo llevaban repleto de papeles y de latas de fabada, lleva tan sólo un teléfono y un fax-modem por si acaso. La secretaria tampoco le va a la zaga. Aunque seguramente es de Cuenca, ahora ya no lleva agenda ni confecciona listados. Ahora hace mailings y trainings y pressbooks para la prensa, y cuando acaba el trabajo va al gimnasio a hacer gim -jazz o a la academia de baile para bailar sevillanas. Allí se encuentra con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftinqs, y con alguna top-modeI amante del body-fitness y del yogourt desnatado. Todas toman, por supuesto, cosas ligth, y ya no fuman tabaco, que ahora es una cosa out, y cuando acuden a un cocktail tornan bitter y roast-beef que, aunque parezca lo mismo, es mucho más digestivo y engorda menos que la carne asada.
En la televisión, entre tanto, ya nadie hace entrevistas ni presenta, como antes, un programa. Ahora hacen interviews y presentan magazines, que dan mucha más prestancia aunque aparezcan siempre los mismos y con los mismos collares. Si el presentador dice mucho O.K. y se mueve todo el rato, al magazine se le llama show —que es distinto que espectáculo—, y si éste es un show heavy, es decir, tiene carnaza, se le adjetiva de reality para quitarle la cosa cutre que tiene en castellano. Entre medias, por supuesto, ya no nos ponen anuncios, sino spots, que, aparte de ser mejores, nos permiten hacer zapping.
En el deporte del basket -que antes era baloncesto-, los clubs ya no se eliminan, sino que juegan play-offs, que son más emocionantes, y a los patrocinadores se les llama sponsors que para eso son los que pagan. El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service, el escalafón, el ranking ; el solomillo, el steak (incluso aunque no sea tártaro); La gente guapa, la beautiful y el representante, el manager.Ydesde hace algún tiempo, los importantes también son vips, los auriculares walk-man, los puestos de venta stands; los ejecutivos, yuppies; las niñeras baby-siters y los derechos de autor, royalties. Hasta los pobres ya no son pobres. Ahora los llamamos homeless, como en América, lo que indica hasta qué punto hemos evolucionado.
Para ser ricos del todo y quitarnos el complejo de país tercermundista que tuvimos algún tiempo y que tanto nos avergonzaba, sólo nos queda ya decir siesta, la única palabra que el español ha exportado al mundo, lo que dice mucho en favor nuestro, con acento americano.
3 comentarios
Jorgeceltaju -
Lidia -
aparte de que lleva circulando por mail no se cuanto tiempo.
Eso si, razón lleva xD
maitane..*] -
apuntate a algn deporte tio...